En noviembre de 1918 el káiser Guillermo II abdicó y se proclamó la República, formándose un gobierno provisional que firmó el tratado de Versalles.
En 1919 se produjo la revuelta de los espartaquistas, movimiento revolucionario comunista dirigido por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo que intentó implantar un Estado comunista. Fueron eliminados violentamente por grupos de excombatientes.
Se convocaron elecciones constituyentes y ningún partido tuvo mayoría, pero la coalición de los tres partidos mayoritarios -el Socialdemócrata, el Partido del Centro y el Democrático- formó gobierno. La nueva Constitución fue aprobada en julio de 1919.
Esta Constitución establecía una República federal. El presidente de la República, elegido por sufragio universal directo, con un mandato de siete años, tenía la facultad de nombrar al gobierno y disolver la Cámara de los Diputados. El primer presidente de la República fue el socialdemócrata Ebert. El Parlamento quedó dividido en dos cámaras, el Reichstag, que representa al pueblo alemán, y el Reichstat o Cámara Federal, donde quedaban representados los Estados federales.
La situación económica era horrible y el crecimiento estaba hipotecado por las reparaciones de guerra. En 1923 la inflación fue enorme y se produjo la ocupación francesa del Ruhr al no poder pagar Alemania ninguna cuota de la deuda. Hubo intentos de golpe de Estado tanto por la extrema izquierda como por la extrema derecha (un intento fallido de Hitler de hacerse con el poder).
Entre 1924 y 1929 se produjo la recuperación económica debido a la reforma monetaria y se puso fin a la hiperinflación; el Plan Dawes racionalizó el sistema de pagos de las indemnizaciones de guerra.
La fortaleza de la nueva moneda generó la llegada de capitales extranjeros y la prosperidad industrial con la concentración de grandes grupos industriales. En política se dio un periodo de estabilidad y Hindenburg fue elegido presidente de la República.
El crac de Wall Street afectó rápidamente a la economía alemana. La crisis hizo que los americanos retirasen sus capitales. Muchas empresas cerraron y los bancos suspendieron pagos. El descontento generalizado favoreció el ascenso del partido Nazi. Ante la inestabilidad política Hindenburg encargará a Hitler la formación de gobierno el 30 de enero de 1933, los nazis llegaban al poder.